Mujeres rurales del altiplano de Guatemala, protagonistas de la resiliencia ante el cambio climático
Mujeres mayas lideran la implementación de medidas de Adaptación basada en Ecosistemas (AbE), como parte del programa EbALAC y el proyecto Altiplano Resiliente, ambos ejecutados en Guatemala por la UICN.
Ciudad de Guatemala, Guatemala, 15 de octubre, 2024 (UICN). Las mujeres rurales representan una cuarta parte de la población mundial. En el marco del Día Internacional de las Mujeres Rurales 2024, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) destaca que lograr la equidad de género y el empoderamiento de las mujeres es esencial en la lucha contra la pobreza extrema, el hambre y el cambio climático.
En el altiplano de Guatemala, las mujeres indígenas de la cultura Maya ejemplifican el lema de este Día Internacional para 2024: "Mujeres rurales como sostenedoras de la naturaleza para nuestro futuro colectivo: construir resiliencia climática, conservar la biodiversidad y cuidar la tierra para lograr la igualdad de género y el empoderamiento de mujeres y niñas".
Celebrado cada 15 de octubre, el Día Internacional de las Mujeres Rurales resalta su contribución al desarrollo local y la agricultura. En Guatemala, donde más del 50%[1] de la población es femenina, su papel es crucial para la economía y la seguridad alimentaria del país. De acuerdo con el censo 2018, del total de mujeres en el país, el 45.8% viven en el área rural.
Dentro de la diversidad natural y cultural que caracteriza a Guatemala, las mujeres rurales, que representan una parte significativa de la población indígena del país, se dedican en su mayoría a las labores agrícolas y del hogar, brindando un valioso aporte, alcanzado en condiciones de precariedad, sin remuneración y poco reconocimiento.
Desafíos que enfrentan las mujeres rurales en Guatemala
La desigualdad que vive Guatemala se refleja en los desafíos que enfrentan las mujeres rurales. Cinco de los retos fundamentales son (ICEFI, 2021[2]):
- Acceso a tierras y recursos productivos. Según la Encuesta Nacional Agropecuaria, para el 2018, el 84% de las tierras para cultivos se encontraba en propiedad de los hombres, lo que limita la capacidad de las mujeres para producir y comercializar productos agrícolas. Aunque algunas mujeres logran organizarse en cooperativas, la falta de apoyo institucional es un obstáculo recurrente. Solo el 14% de las mujeres tiene acceso a la propiedad de la tierra, en comparación con el 35% de los hombres, lo que genera una falta de accesos y recursos del Estado que limita la capacidad de las mujeres para acceder a créditos, ingresos y tomar decisiones sobre su producción.
- Violencia de género. Las mujeres en las zonas rurales son más vulnerables a la violencia de género. Aproximadamente el 60% de ellas han experimentado alguna forma de violencia (física, psicológica, económica o sexual). La impunidad y la falta de acceso a la justicia agravan esta situación, generando un clima de represión, que afecta su salud y bienestar, y dificulta su participación en actividades económicas y comunitarias.
- Educación y capacitación. La tasa de analfabetismo entre las mujeres rurales (23%) es significativamente más alta, en comparación con el 8% de los hombres en el área rural. Esto se traduce en un menor acceso a información y formación, limitando su capacidad para participar en la economía local, innovar en las prácticas agrícolas o de campo que realizan, así como para aportar en los espacios de toma de decisión.
- Cuidado y trabajo no remunerado. Muchas mujeres asumen el rol de cuidadoras en sus familias, lo que a menudo implica que dediquen menos tiempo a actividades económicas. De acuerdo con el Informe de PNUD 2023 sobre las desigualdades de género en Guatemala, las mujeres dedican en promedio 6.2 horas diarias a actividades no remuneradas. Si a esto le sumamos las limitadas oportunidades de educación que tienen, sus probabilidades de inserción en el mercado formal de trabajo, así como las oportunidades de emprendimiento, son más bajas.
- Cambio climático. En Guatemala los impactos generados por los eventos climáticos extremos afectan principalmente a la población del área rural. Las mujeres rurales son especialmente vulnerables a los efectos del cambio climático, pues, en su mayoría, esto eventos generan escasez de recursos hídricos y cambios en los patrones de cultivo que afectan su producción y, por ende, el sustento para las familias que dependen de la agricultura[3].
Empoderamiento de las mujeres rurales frente a la adversidad estructural
Este año, el tema central del Día Internacional de las Mujeres Rurales gira en torno a "Mujeres rurales en un mundo sostenible", destacando la importancia de su participación en la sostenibilidad de sus comunidades y del acceso a recursos que les permitan prosperar, así como la necesidad de fomentar el liderazgo y empoderamiento en espacios de gestión y toma de decisiones para que sean agentes de cambio en sus comunidades.
En este contexto, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y socios implementadores realizan esfuerzos orientados a promover el empoderamiento de las mujeres, principalmente del medio rural, bajo un enfoque género responsivo, para aumentar la capacidad de resiliencia de las poblaciones locales ante los desafíos del cambio climático, mediante la Adaptación basada en Ecosistemas (AbE).
La AbE es una Solución basada en la Naturaleza (SbN) que busca abordar los impactos del cambio climático. Esto significa que se centra en los beneficios que se derivan de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos para las personas, y en el modo en que esos beneficios pueden utilizarse para hacer frente al cambio climático[4].
Dentro de las acciones que promueve la UICN en el país están el programa Escalando medidas de adaptación basadas en ecosistemas (AbE) en áreas rurales de Latinoamérica (EbA LAC), y el proyecto Altiplano Resiliente, con acciones principalmente en los departamentos de Quetzaltenango, Totonicapán, Quiché, Chimaltenango y Baja Verapaz.
A través de este tipo de iniciativas, se busca promover el empoderamiento de las mujeres en estructuras de gobernanza de los recursos naturales, tanto a nivel local como nacional, con el fin de fortalecer sus capacidades individuales y organizativas para propiciar su liderazgo en la implementación de medidas AbE, y prácticas que les permitan mejorar sus medios de vida.
Esto incluye el establecimiento de Sistemas Agroforestales (SAF), por medio de la dotación de plantas forestales, frutales y semillas, incluyendo el pinabete (Abies guatemalensis), especie endémica y en peligro de extinción, que faciliten la diversificación y rotación de cultivos.
También se facilitan herramientas para el establecimiento de obras de conservación de agua y suelo, e insumos para la implementación de lombricomposteras o aboneras orgánicas. Todo ello aunado a procesos de capacitación en temas técnicos (podas y raleos, prevención y control de incendios, etc.), así como acceso a mecanismos de financiamiento, mediante programas de donaciones o incentivos gubernamentales.
En paralelo, tanto EbA LAC como Altiplano Resiliente, en alianza con los socios implementadores, trabajan en el fortalecimiento de capacidades de productoras, emprendedoras y lideresas de organizaciones, en conjunto con instancias de gobierno, para desarrollar su autoestima, liderazgo, vocería, incidencia, y empoderamiento económico.
El fin es aumentar la capacidad de resiliencia ante cambio climático de las comunidades, la protección de la biodiversidad y la restauración de los ecosistemas degradados y vulnerables de las zonas rurales de Guatemala.
Hasta la fecha, el proyecto Altiplano Resiliente ha beneficiado de manera directa a 38,024 mujeres rurales del altiplano de Guatemala. Mientras que el programa EbA LAC ha contribuido al desarrollo de 3,948 mujeres, beneficiadas de las medidas implementadas en campo.
Iniciativas de agricultura sostenible para el desarrollo del medio rural
El programa EbA LAC colabora a nivel internacional con la adaptación y protección de la biodiversidad, por medio del escalamiento de medidas de AbE en paisajes seleccionados en Costa Rica, Ecuador y Guatemala. En este último país, las acciones se implementan con el apoyo de Sotz’il, Tikonel y la Asociación de Reservas Naturales Privadas de Guatemala (ARNPG), organizaciones parte de la Membresía de la UICN en Guatemala.
Es financiado por el Ministerio Federal Alemán de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza, Seguridad Nuclear y Protección de los Consumidores (BMUV), a través de su Iniciativa Climática Internacional (IKI) e implementado por la Cooperación Alemana -GIZ- como agencia líder, en asocio con la UICN y el CATIE (Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza).
Por su parte, el proyecto Altiplano Resiliente implementa acciones para reducir el impacto del cambio climático en el ciclo hidrológico de las cuencas del altiplano guatemalteco, para aumentar la resiliencia del ecosistema y las poblaciones locales.
Altiplano Resiliente es implementado por el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN), el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA), el Instituto Nacional de Bosques (INAB), y el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH).
Además de la UICN, Altiplano Resiliente cuenta con la colaboración de la Fundación para la Conservación de los Recursos Naturales y Ambiente en Guatemala (FCG) y la Universidad Rafael Landívar (URL), gracias a fondos provenientes del GCF (Green Climate Fund) y la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (KOICA).
[1] Las mujeres representan el 51.5% del total de la población en Guatemala. INE 2018
[2] ICEFI (2021). MUJERES DE GUATEMALA. Un análisis de sus condiciones económicas y sociales. Proyecto Awal Q’Ani. Consultado en: https://mail.icefi.org/sites/default/files/we_effect_-_mujeres_de_guatemala_-_un_analisis_de_sus_condiciones_economicas_y_sociales.pdf
[3] a) FAO. (2023). El estado de la agricultura y la alimentación en Guatemala. b) Instituto Nacional de Estadística (INE). (2022). Encuesta Nacional de Condiciones de Vida. Secretaría de la Mujer. (2023). Informe sobre violencia de género en Guatemala.
[4] La adaptación basada en los ecosistemas es el uso de la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas como parte de una estrategia general de adaptación para ayudar a las personas a adaptarse a los impactos adversos del cambio climático”. CDB, 2009.