Article 05 Sep, 2024

En armonía con la Madre Naturaleza: la lucha de las mujeres indígenas por la conservación y la justicia ambiental

En el marco del Día de las Mujeres Indígenas, Lola Cabnal, una destacada líder del pueblo Maya Q’eqchi’ de Guatemala, y miembro de la Asociación Ak’Tenamit, comparte su experiencia y reflexiones sobre el rol de las mujeres en la conservación de la naturaleza y la preservación de la cultura ancestral.

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Photo: Cortesía de Lola Cabnal

Ubicada a la orilla del Río Dulce, en el Municipio de Livingston, Izabal, Guatemala, la comunidad de La Ensenada Puntarenas está conformada por 87 familias, en su mayoría dedicadas a la agricultura y la pesca. Al igual que doña Lola, el 98% de los pobladores de la comunidad son Maya Q’ueqch’i. No hay carreteras que conecten la comunidad con la cabecera municipal, y los servicios públicos básicos no están disponibles.

En la comunidad, las mujeres desempeñan un papel transcendental en la protección de la biodiversidad. A través de acciones de reforestación y la implementación de prácticas agrícolas tradicionales, aseguran que los recursos naturales se utilicen de forma sostenible y que el suelo mantenga su fertilidad. “Nosotras trabajamos en el campo y en la pesca, hacemos buen uso del suelo cuidando la selva y los bosques para que estos se mantengan. Siempre estamos reforestando los lugares donde producimos,” explica doña Lola.

El concepto de Madre Tierra tiene un profundo significado para doña Lola y su comunidad. “La Madre Tierra es nuestro hogar, nuestro refugio, es parte de nuestro existir, de nuestra vida, de nuestro equilibrio. Así como los hijos necesitan de su mamá cuando son pequeños, nosotros necesitamos de la Tierra, del bosque, porque es lo que nos da la vida, el agua, la alimentación”, explica doña Lola.

En su vida diaria, este vínculo se manifiesta en prácticas tradicionales que buscan mantener la armonía con la naturaleza. Desde pedir permiso al bosque antes de utilizar sus recursos, hasta aplicar conocimientos ancestrales sobre los ciclos de la luna en las actividades agrícolas, estas prácticas son fundamentales para la conservación del entorno natural y el bienestar de la comunidad.  “Mi mamá, cuando alguien quiere cortar un cilantro en su huerta, le pregunta: ¿Cómo estás? Si estás bien, andá y cortá. Pero si no estás bien, en primer lugar en tu mente y tu corazón, mejor decíme y yo lo corto. Porque si no estás bien y lo cortas, se secará y ya no va a nacer, o su flor se va a caer y ya no dará más frutos” explica, resaltando la importancia de transmitir estos saberes a las generaciones futuras. “Es fundamental que ellos sepan que es un derecho promover la armonía con la naturaleza”. 

Doña Lola ha sido testigo de la evolución del papel de las mujeres indígenas en la protección de la biodiversidad y en los procesos de toma de decisiones, tanto dentro de la comunidad, como afuera de ella. A nivel comunitario, los conocimientos atesorados y transmitidos por las mujeres mayores, así como el conocimiento de su derecho al respeto del Consentimiento Previo, Libre e Informado (CPLI), les han permitido hacer frente a las presiones de un modelo económico y productivo que se aleja de sus prácticas tradicionales. Sin embargo, reconoce que, a nivel nacional e internacional, muchas veces sus posturas no son valoradas ni consideradas en la toma de decisiones. “En nuestras comunidades sí tomamos las decisiones nosotras las mujeres, y eso se respeta. Pero con nuestras autoridades y a nivel internacional, si bien tenemos un espacio, que nosotras podamos tomar decisiones y que lo que nosotras decimos se tome en cuenta, esto sigue siendo un desafío”.

Como mujer indígena, doña Lola enfrenta desafíos significativos en la defensa de su territorio. Uno de los principales problemas es la falta de certeza jurídica sobre la tenencia de la tierra. “Muchos territorios no tienen certeza de propiedad. Donde vivo es un Parque Nacional, y aunque hemos estado aquí desde hace miles de años, no nos permiten hacer muchas cosas, como por ejemplo tener sistemas de agua potable, por estar en un área protegida,” relata. “Hemos también sufrido amenazas, persecución y situaciones de injusticia ambiental,” añade doña Lola, subrayando los riesgos que enfrentan los Pueblos Indígenas en su lucha por la justicia.

La falta de apoyo técnico y económico para desarrollar proyectos, junto con la discriminación y el acceso limitado a los espacios de toma de decisiones, agravan la situación. “Lo que necesitan las mujeres es apoyo, alternativas que puedan promover su desarrollo y fortalecer sus capacidades de organización y su capacidad para gestionar e implementar proyectos,” señala, subrayando la importancia de brindar oportunidades de formación técnica y educación para enfrentar los desafíos.

En este sentido, doña Lola presenta el ejemplo de la Asociación Ak’Tenamit, organización miembro de la UICN, que proporciona oportunidades de educación y formación a 1000 jóvenes de 11 departamentos de Guatemala. “Para que ellos puedan ser agentes de cambio para la conservación de la biodiversidad, de los recursos y de la Madre Naturaleza, deben de estar formados. Juntando los conocimientos y prácticas ancestrales con los conocimientos científicos, ellos pueden fortalecer la conservación y mejorar la vida de sus comunidades”.

Lola Cabnal
Cortesía de Lola Cabnal

 

En este día, doña Lola envía un mensaje de esperanza y fortaleza a las mujeres indígenas de todo el mundo: “Las mujeres indígenas tenemos una capacidad, tenemos un conocimiento adquirido por nuestros padres y nuestros abuelos. Es muy importante mantener ese conocimiento y esa armonía con la Madre Naturaleza y transmitirlo a nuestras futuras generaciones. Les insto a seguir fortaleciendo sus capacidades, a participar y a buscar formas para incidir y demostrar que somos capaces de renovar nuestra vida con la Madre Naturaleza y proteger esa biodiversidad que nos da la vida, así como nosotras las mujeres les damos la vida a nuestros hijos”.

Doña Lola sueña con un futuro donde las nuevas generaciones de mujeres indígenas continúen el camino de la conservación y la defensa de sus territorios. “Sueño que un día nuestros hijos y nuestras futuras generaciones sean las que tomen estos espacios, que nuestros pasos no se debiliten, sino que sigan en ese camino”.