Más de mil millones de personas en todo el mundo dependen de los humedales para su subsistencia, no obstante, las estadísticas no son alentadoras. Actualmente, el Estándar de la Lista Verde de la UICN incluye un nuevo enfoque para la conservación del agua dulce en la región andino-amazónica.

Los humedales están donde el agua y la tierra se juntan…

Acorde a la Convención de Ramsar, un humedal es una zona de la superficie terrestre que está temporal o permanentemente inundada, regulada por factores climáticos y en constante interrelación con los seres vivos que la habitan. Los humedales proporcionan servicios ecosistémicos, son fuente fundamental de agua y también la purifican. Sirven para protegernos de de inundaciones, sequias y otros desastres climáticos, apoyan al ciclo de nutrientes y pueden filtrar metales y otros contaminantes. En todos los ecosistemas, las mayores concentraciones de carbono irrecuperable se encuentran en los manglares (218 toneladas por hectárea, de media), las turberas tropicales (193 t/ha) y los humedales boreales (173 t/ha). Entre los ecosistemas que más albergan carbono irrecuperable se encuentran los bosques tropicales como los aguajales del norte de Perú, turberas como el bosque de Igapó, que se inunda estacionalmente, y los humedales costeros (manglares y bosques pantanosos) que se extienden a lo largo de las costas atlánticas de Venezuela, Guyana, Surinam y la Guayana Francesa.

Por "carbono irrecuperable" se entienden las grandes reservas de carbono en la naturaleza que son vulnerables a la actividad humana y que, de perderse, no podrían recuperarse antes de 2050, fecha en la que el mundo debe alcanzar las emisiones netas cero para evitar los peores efectos del cambio climático.

A pesar de ser grandes reservorios de carbono en el suelo a nivel global, su tasa de desaparición es tres veces superior a la que enfrentan los bosques. Entre 1970 y 2015 se estima que la tasa de disminución ha sido del 35%.   Los humedales que quedan en el mundo están amenazados por el drenaje del agua, la contaminación, el uso insostenible, las especies invasoras, la interrupción de los flujos por las presas y el vertido de sedimentos por la deforestación y la erosión del suelo aguas arriba.

La restauración y conservación de humedales abre una importante oportunidad para trabajar en mitigación y adaptación al cambio climático.  Además, los co-beneficios de humedales saludables podrían ser un aporte a la economía y el desarrollo de los países de América Latina, en donde está el 16% de los humedales del mundo.

Aunque sólo cubren alrededor del 6% de la superficie terrestre, el 40% de todas las especies vegetales y animales viven o se reproducen en humedales. La biodiversidad de los humedales es importante para nuestra salud, nuestro suministro de alimentos, el turismo y el empleo. Los humedales son vitales para los seres humanos, para otros ecosistemas y para nuestro clima, ya que prestan servicios ecosistémicos esenciales como la regulación del agua, incluido el control de las inundaciones y la depuración del agua.

Más de mil millones de personas en todo el mundo dependen de los humedales para su subsistencia, es decir, aproximadamente una de cada ocho personas en la Tierra.

Los humedales en la región amazónica: importancia y estadísticas

América del Sur está considerada la región con mayor número de humedales, albergando humedales importantes en la Amazonía. Los bosques inundados, ríos, lagos y otros humedales cubren alrededor del 14% de la cuenca del Amazonas.

Según un estudio, los ecosistemas clave a lo largo de la cuenca del río Amazonas contienen colectivamente 31,5 gigatoneladas (Gt) de carbono irrecuperable, equivalente a casi tres años y medio de emisiones mundiales de combustibles fósiles, una de las mayores concentraciones de carbono irrecuperable de todo el mundo.

La Amazonia alberga el 23% de todo el carbono irrecuperable de la Tierra. Un estudio entre WWF Brasil e Imazon señala que un promedio de 350 km2 de área cubierta por ambientes acuáticos se ha perdido por año en la Amazonía desde la década de 1980: humedales como llanuras aluviales, manglares y lagos. Este estudio muestra que los cambios en las precipitaciones, la deforestación y el mal uso de la tierra causaron la disminución de las áreas inundadas, así como obras de infraestructura, como las presas para la producción de energía. Esas obras principales afectan a la dinámica natural del ecosistema y generan cambios en los flujos de agua y sedimentos que  afectan a todo el sistema.

El agua dulce en la Agenda Mundial de Desarrollo y Conservación

Hay claros indicios de que la biodiversidad de agua dulce está recibiendo, por fin, la atención clave que merece dentro de las agendas mundiales de desarrollo y conservación. Un ejemplo de esto es la colaboración entre Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y la Fundación Gordon y Betty Moore, quienes han elaborado un nuevo enfoque para la conservación del agua dulce en la región andino-amazónica. Un elemento central de este esfuerzo es el Estándar de la Lista Verde de la UICN, que describe y orienta la conservación exitosa basada en áreas. Varios países en América del Sur implementan la Lista Verde para orientar proyectos conservación basada en área y garantizar resultados satisfactorios.

De hecho, la Lista Verde Ya ha realizado esfuerzos para la conservación de los humedales de la Amazonia. En Ecuador con el Complejo de humedales “Cuyabeno - Lagartococha – Yasuní” y Colombia con el Sitio Ramsar “Estrella Fluvial del Inírida”, ambas áreas parte del proceso de certificación de la Lista Verde. Se espera la inclusión en la Lista Verde de otras áreas protegidas claves del pantanal de Brasil, así como de importantes ecosistemas de agua dulce en Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, entre otros. 

Con una visión estratégica y de largo plazo, la conservación de áreas protegidas que albergan humedales debe considerarse tanto a nivel de la creación de nuevas áreas, como también a nivel de la gestión efectiva de éstas; promoviendo la adopción del Estándar de Lista Verde como una herramienta de las propias instituciones para el buen manejo de los sistemas de áreas protegidas y conservadas. Esta visión responde también a los compromisos climáticos internacionales a los que todos los países deben responder, rescatando el potencial de sumidero de carbono de los humedales.  Asimismo, a la adecuada conservación y uso sostenible de los humedales, misión de la Convención Ramsar.  Y al más reciente meta del Marco mundial de la Diversidad Biológica Kunming-Montreal en donde se propone proteger y restaurar el 30% de las aguas continentales.