De la evidencia a las acciones responsivas: empoderamiento y financiamiento de las mujeres en la conservación. Una mirada desde Guatemala
Desde hace más de dos décadas, la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), estudia el vínculo entre género y ambiente, lo que ha permitido su consolidación como referente en el desarrollo de metodologías y procesos género responsivos.
Trazando el camino hacia la igualdad: el papel vital de las mujeres en la conservación y la acción climática
Como usuarias, gestoras, poseedoras de conocimientos y administradoras de los ecosistemas, las mujeres han demostrado que su participación igualitaria en la conservación y la acción climática ofrece mejores resultados medioambientales. Por ejemplo, los grupos de gestión forestal y pesquera equilibrados en cuanto al género o dirigidos por mujeres mejoran la protección y restauración de los ecosistemas, aumentan la responsabilidad y la transparencia y distribuyen los beneficios de forma más equitativa. También es más probable que las mujeres adopten técnicas de agricultura climáticamente inteligente que los hombres.
La evidencia muestra que la toma de decisiones de las mujeres en materia medioambiental se ha vinculado a políticas medioambientales más sólidas, mejores resultados en términos de conservación y protección de los ecosistemas, y de resiliencia nacional, una mayor reducción de las emisiones de CO2 y una mayor probabilidad de ratificar tratados medioambientales, mientras que las políticas al margen del género perpetúan la discriminación de las mujeres y pueden aumentar el riesgo de que sufran violencia de género.
Sin embargo, las mujeres y las niñas en toda su diversidad siguen siendo las más rezagadas, en términos de derechos, acceso a recursos para sus medios de vida y la obtención de beneficios que brindan los recursos naturales.
Su participación activa enfrenta desafíos a nivel mundial. Datos del Banco Mundial muestran que casi el 40% de las economías del planeta siguen limitando los derechos de propiedad de las mujeres.
Según la FAO, a pesar de representar el 43% de la mano de obra agrícola mundial, menos del 15% de los propietarios de tierras son mujeres. En nuestro país, Guatemala, solamente alrededor del 8% de las tierras pertenecen a las mujeres.
El Foro Económico Mundial calcula que, al ritmo actual, la paridad entre los hombres y mujeres en el liderazgo político tardará 162 años.
Reconociendo que la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer en la acción medioambiental son esenciales para alcanzar los objetivos globales de desarrollo sostenible, las ambiciones climáticas y la conservación de la biodiversidad, la UICN incorpora el enfoque de derechos humanos y género en sus acciones de conservación, desde hace más de dos décadas.
A través de políticas corporativas de género y de salvaguardas sociales y ambientales, la UICN operativiza los instrumentos y compromisos internacionales, como la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Convenio 169 de la OIT, entre otros, promoviendo el empoderamiento, la inclusión y el respeto de los derechos de las mujeres y otras poblaciones vulnerables en los territorios donde trabaja.
Entre las Comisiones de expertos de la UICN, uno de los tres pilares que conforman la Unión, se encuentra la Comisión de Política Ambiental, Económica y Social (CEESP), cuyo objetivo es armonizar la conservación de la naturaleza y las preocupaciones sociales, culturales, ambientales y de justicia económica críticas de las sociedades humanas.
Además, la UICN cuenta dentro de su estructura organizativa con equipos conformados por especialistas en la temática, como el equipo de Derechos Humanos y Conservación, el cual garantiza la transversalización del enfoque de género y de derechos humanos en todas sus iniciativas. Finalmente, la UICN cuenta con un Centro de Recursos sobre Género y Ambiente, disponible en la web.
De la teoría a la práctica: ejemplos de la incorporación del enfoque de género e inclusión social en proyectos implementados por la UICN
Desde las fases de conceptualización y diseño de los proyectos, con el apoyo del equipo de Derechos Humanos en Conservación, y especialistas a nivel regional, nacional y local, la UICN realiza análisis de género y de riesgos sociales y ambientales, proporcionando a sus Miembros y socios implementadores, orientación y herramientas para la transversalización del enfoque de género y derechos.
De esta forma, se refuerza la capacidad interna en toda la Unión para promover los derechos humanos con una perspectiva de género, fomentando comunidades funcionales de prácticas y una red de puntos focales de derechos humanos y género, co-creando proyectos que utilicen herramientas y metodologías desarrolladas por la UICN y sus asociados, incluyendo análisis de género y planes de acción; y proporcionando directrices de género para su inclusión en las herramientas de evaluación de la biodiversidad.
Un ejemplo de la incorporación del enfoque de género e inclusión social en los proyectos implementados por la UICN es la iniciativa AGENT (Advancing Gender in the Environment), la cual, con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), trabaja para aumentar la eficacia de la programación medioambiental, integrando de forma significativa la perspectiva de género mediante la creación de herramientas de conocimiento, el trabajo en favor del cambio de políticas y la prestación de apoyo técnico, en materia de género, a programas y proyectos medioambientales. En el marco de esta iniciativa, y para avanzar en el cumplimiento de los compromisos gubernamentales de los diferentes países en materia de género y cambio climático, se ha brindado apoyo técnico para la elaboración e implementación de Planes de Acción sobre Género y Cambio Climático (PAGcc) nacionales y regionales, entre los cuales se encuentra el PAGcc de Guatemala, cuyo lanzamiento se dio en ocasión del Día Internacional de las Mujeres 2024.
Este Plan de Acción de Género y Cambio Climático se convierte en un instrumento sumamente importante para poder abordar de una manera diferenciada el cambio climático, con la fortaleza de haber sido un instrumento construido desde las bases de las mujeres lideresas a nivel nacional, donde sus conocimientos y saberes están plasmados en el documento al que hoy tenemos acceso. Karin Herrera, Vicepresidenta de la República de Guatemala.
Otro ejemplo es el programa de subvenciones Entornos Resilientes, Inclusivos y Sostenibles (RISE), financiado por USAID y dependiente de AGENT, que busca fomentar la concienciación sobre la intersección entre la degradación medioambiental y la violencia de género. En 2023 comenzaron a ejecutarse cinco proyectos en Camboya, Zambia, Kenia, México y un proyecto multinacional en Indonesia-Filipinas-Tailandia, al tiempo que se lanzará una nueva convocatoria de propuestas.
Adicionalmente, proyectos como “Fortalecimiento de la resiliencia de los medios de vida ante el cambio climático en las cuencas altas del Altiplano de Guatemala”, apoyado por el Green Climate Fund (GCF) y la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (KOICA), incorporan acciones puntuales de inclusión social, incluyendo un mecanismo de quejas y reclamos, y promoción del acceso de mujeres y sus organizaciones a recursos del proyecto e incentivos gubernamentales, así como trabajo de sensibilización y promoción de masculinidades y liderazgos más equitativos, contribuyendo a la prevención de la violencia de género.
Buenas prácticas y lecciones aprendidas
El contar con especialistas en la temática y fondos para acompañar y apoyar la implementación de las actividades de género en los proyectos se identifica como una buena práctica para la sostenibilidad de las acciones. Otros aspectos fundamentales para la sostenibilidad de los procesos género responsivos han sido el fortalecimiento de las capacidades de los socios implementadores tanto a nivel local, como de instancias de gobierno, así como el establecimiento de alianzas con autoridades comunitarias y ancestrales que permiten dar soporte y respaldo a las acciones, promoviendo y respetando sus sistemas de gobernanza y sus formas de vida.
Otro factor de éxito para la transversalización ha sido la facilitación y mediación de herramientas para hacer operativa la implementación del enfoque de género, tales como guías sobre cómo elaborar un análisis de género o un plan de acción de género. De forma parecida, el trabajo de prevención de la violencia basada en género en el contexto ambiental, se ha visto fortalecido mediante la generación de materiales de capacitación para trabajar el tema de masculinidades no hegemónicas y liderazgos equitativos a nivel de las comunidades.
Destaca también el involucramiento de Miembros de la UICN, tanto gubernamentales como no gubernamentales y de Pueblos Indígenas, así como la generación de espacios de interacción entre especialistas y personas responsables de temas de género, multiculturalidad y personas con discapacidad de las instancias socias ejecutoras, lo cual permite la integración de dichos enfoques para un accionar más sólido y con mayor pertinencia, para responder a las necesidades territoriales y de diferentes grupos en situación de vulnerabilidad.
Finalmente, el estrecho trabajo con instancias dedicadas a las mujeres y la igualdad de género, tales como las unidades de género en las instituciones socias de gobierno: Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN), Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), Instituto Nacional de Bosques (INAB), Secretaría Presidencial de la Mujer (SEPREM) y las Direcciones Municipales de la Mujer, así como las organizaciones de mujeres, ha sido clave para operativizar la transversalización del enfoque de género.
Con respecto a las lecciones aprendidas, se identifica la necesidad de sensibilizar a los equipos internos y de los socios implementadores, para que aboguen permanentemente por la incorporación del enfoque de género e inclusión social en sus intervenciones. Es importante generar material de difusión y extensión propio, contextualizado a los territorios de intervención, con mensajes que contribuyan a cambiar las normas y costumbres que perpetúan las desigualdades entre mujeres y hombres. Un ejemplo de este tipo de material es el manual didáctico “Navegando en nuestra masculinidad”, elaborado para trabajar la construcción de masculinidades no violentas con poblaciones pesqueras en Centroamérica, en el marco del Proyecto Regional de Biodiversidad Costera, financiado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
Además, conciliar los objetivos que persiguen los cooperantes y el enfoque que tiene la UICN, en aspectos como el involucramiento del sector privado, en materia de derechos humanos, enfoque género-responsivo y de Pueblos Indígenas. Esto principalmente derivado del reconocimiento de la perspectiva interseccional, en la que estos enfoques no operan aisladamente, sino en interrelación. También es necesario desarrollar mecanismos para la sostenibilidad financiera de proyectos género responsivos, mapeos de donantes, y propiciar mesas de cooperación sobre género, destinadas a identificar posibles financiamientos y apalancamientos para este tipo de proyectos.
Desde la IUCN instamos a todos para que, desde nuestras iniciativas, programas, proyectos o estrategias, logremos pasar del compromiso a la acción género-responsiva. Esto traerá como resultado que invirtamos en la igualdad de género, el empoderamiento y liderazgo de las mujeres y las niñas, en toda su diversidad, en el sector ambiental, impulsando un cambio positivo para todas las personas y la naturaleza por igual. Úrsula Parrilla, Directora Regional para México, América Central y el Caribe de la UICN.