Arrecifes de coral resilientes en las Islas Galápagos
En el pasado, las Islas Galápagos albergaban algunos de los arrecifes más ricos del Pacífico Oriental. Durante el evento de El Niño de 1982, 16 de las 17 colonias únicas de corales estructurales que allí existían murieron a causa del calentamiento excesivo de las aguas. La Fundación de Conservación Jocotoco, en alianza con organizaciones nacionales e internacionales, se han propuesto recuperar a los corales a través del proyecto Galápagos Reef Revival. Un proceso que tomará tiempo, pero que es esencial para volver a tener en el archipiélago la misma extensión de arrecifes que alguna vez estuvieron presentes.
En los océanos, la biodiversidad está determinada por los patrones únicos de las corrientes marinas que, en el caso de las Islas Galápagos, fluctúan entre cálidas y frías según la época del año. Así, se crean condiciones ideales para dar lugar a la gran cantidad de especies que se han adaptado a vivir en los océanos tropicales. Los corales que forman arrecifes, se convierten en uno de los organismos más importantes de este ecosistema porque a pesar de ocupar solo el 0.1% del espacio en el océano, albergan el 25% de la fauna marina. Sin embargo, son particularmente sensibles a cambios en patrones de temperatura del agua y, en general, tienen un rango estrecho de tolerancia térmica. Esto quiere decir que incluso un aumento ligero de la temperatura tendrá consecuencias en su supervivencia.
Los corales son animales que se anclan a rocas donde permanecen inmóviles. Están formados por un esqueleto de carbonato de calcio y producen pigmentos al estar expuestos a la luz solar que es lo que genera esa variedad de colores tan alucinante de los arrecifes. Además, tienen asociaciones estrechas con algas conocidas como zooxantelas que se adhieren a su cuerpo. Estos microorganismos les proveen de nutrientes esenciales gracias al proceso de fotosíntesis que realizan, pero el estrés que provoca el cambio de temperatura y pH del océano en los corales hace que expelen a las algas adheridas. En consecuencia, pierden su color y el acceso a nutrientes que éstas les proveen, con lo cual los corales blanqueados mueren.
El cambio climático, innegablemente impacta la biodiversidad del planeta. En el caso de los ecosistemas marinos tropicales, la presencia del fenómeno de El Niño calienta la superficie del océano Pacífico, especialmente en el ecuador y a lo largo de las costas de América del Sur y Central. Aunque estos cambios de temperatura sean temporales y correspondan a un componente natural de variabilidad climática, los eventos de El Niño se han vuelto más fuertes y han causado un incremento anormal en la temperatura del agua que supera el umbral de tolerancia de los corales. Por eso, acciones urgentes de mitigación son esenciales.
La Fundación de Conservación Jocotoco tiene un Programa dedicado a Galápagos. En él, Nicolás Dávalos, gerente del proyecto Corales, menciona que “Galápagos tenía algunos de los arrecifes más ricos del Pacífico Oriental, con 17 colonias únicas de corales estructurales; pero durante el evento de El Niño de 1982, por el calentamiento excesivo de las aguas, se perdió el 97 % de la cobertura de coral de Galápagos y murieron 16 de los 17 arrecifes que existían”.
En alianza con Re:wild, el Parque Nacional Galápagos, la Fundación Rufford, la Universidad San Francisco de Quito y la Fundación Jocotoco se han propuesto restaurar las comunidades de corales a través del proyecto “Galapagos Reef Revival” en la zona de La Calera al sur de la isla Isabela, donde se cree que existió el arrecife de coral histórico más grande de Galápagos.
Nicolás cuenta que están usando una técnica que denominan “jardinería de coral”: consiste en fijar pedacitos de las variedades y especies más resistentes en viveros para su reproducción y crecimiento en lugares apropiados, es decir, se trata literalmente de sembrar corales. El equipo de expertos monitorea su crecimiento y han tenido resultados positivos ya que se han fijado muy bien para poder reintroducirlos en sus lugares originales. El objetivo es que, con el paso de los años, vuelvan a formar colonias, y eventualmente se recupere el arrecife.
Este 2023 se hicieron exploraciones en las aguas cercanas a Puerto Velasco Ibarra en la isla Floreana, para ver la abundancia y distribución de corales. Es un proceso lento pero muy importante para la conservación de la única biodiversidad marina de Galápagos y ahora, el proyecto busca extender el financiamiento que les permita continuar con el proceso de recuperar arrecifes en el archipiélago.
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