En marzo, el Presidente de la Conferencia Intergubernamental sobre Biodiversidad Marina de Áreas Fuera de la Jurisdicción Nacional (BBNJ) anunció que los delegados habían alcanzado un acuerdo jurídicamente vinculante para ayudar a proteger la alta mar. El texto, oficialmente llamado el Tratado BBNJ, pero conocido como Tratado de Alta Mar, es crucial para hacer cumplir el compromiso adquirido por los países en la COP15 del año pasado de proteger un tercio del mar y la tierra para 2030. Solo un 1 % de estas partes del mar está protegido en la actualidad, a pesar de constituir dos tercios de los océanos del mundo, y a menudo carece de una gestión eficaz.
La UICN lleva más de dos décadas trabajando para proteger la biodiversidad en alta mar. En los últimos años, la Unión ha prestado asesoramiento científico, técnico y jurídico independiente a los delegados estatales de la BBNJ. Hemos organizado talleres de expertos y presentado estudios de casos sobre el establecimiento de áreas marinas protegidas (AMP). Durante la pandemia celebramos actos a distancia para mantener el diálogo entre las sesiones de la ONU, así como otras actividades de formación dirigidas al Sur global.
En marzo encabecé la delegación de la UICN en las conversaciones de la BBNJ en Nueva York. Estuvimos allí dos semanas, escuchando y ofreciendo asesoramiento independiente, y organizando actos para que los delegados se reunieran. La conferencia debía terminar el viernes a las 18:00 horas, pero todos sabíamos que estas cosas pueden alargarse hasta altas horas de la madrugada.
A medida que los delegados negociaban hasta bien entrada la noche, la situación se volvía totalmente surrealista, con la gente desperdigada por todas partes intentando descansar. En un momento dado tuve a un Secretario de Estado de EE.UU. durmiendo en una silla a mi lado. Un colega de UICN Oceanía, de Fiyi concretamente, trajo una nevera llena de bebida de Kava, una bebida de aspecto turbio muy sedante, y la sirvió en el vestíbulo de la ONU.
La conferencia estuvo presidida por Rena Lee, Embajadora de Singapur para los Océanos y el Derecho del Mar. Fue ella quien anunció de forma memorable que «el barco había llegado a buen puerto» cuando finalmente se acordó el Tratado a última hora de la tarde del sábado. Una cosa que me pareció interesante fue que, como mujer, Lee aportó un estilo de liderazgo diferente, integrador y muy abierto, y de hecho había sido criticada antes en la conferencia por ser demasiado integradora. Ser inclusivo es mucho más difícil, pero ella lo hizo y lo hizo a su manera.