¿Puede decirnos en qué está trabajando en este momento?
Trabajo en el proyecto Vash Green Schools, que inicié en 2019, para instalar paneles solares y cocinas limpias en escuelas de Uganda. Hasta ahora hemos realizado 39 instalaciones, que han beneficiado a unos 13 000 niños. Mañana empezamos otra fase de instalación en seis escuelas de Kayunga. Y estoy trabajando en varias campañas en línea con otros activistas.
¿Cuándo empezó a darse cuenta del impacto del cambio climático en el lugar donde creció en Kampala?
En 2018 había estado investigando algunos de los retos a los que se enfrentaban los habitantes de Uganda, y aprendí mucho sobre el cambio climático y cómo estaban afectando ya sus impactos. En algunas partes de Uganda, como en el este, se han producido desastrosas inundaciones y corrimientos de tierra relacionados con el cambio climático, que han causado destrucción y la pérdida de vidas de muchas personas. Estas catástrofes afectan a las necesidades básicas de la vida: alimentación, acceso al agua, acceso a instalaciones sanitarias y refugio.
Uganda también depende en gran medida de la agricultura. El cambio climático trae consigo patrones meteorológicos impredecibles para los agricultores de las zonas rurales. La inseguridad alimentaria empuja a más personas a la pobreza extrema, lo que lleva a los niños a abandonar la escuela. Descubrir esto me hizo decidir unirme al movimiento por el clima.
Para otros que quieran hacer oír su voz, cuéntenos su trayectoria desde aquella pequeña protesta hasta convertirse en un activista de alcance mundial.
Yo era una persona terriblemente tímida. Pero encontré la fuerza y el coraje para hacer una pancarta y plantarme en la calle en 2019. Mis hermanos y primos se unieron a mí. Me mantuve firme, y cada viernes volvía y seguía haciéndolo y haciéndolo. Se trata de hacer todo lo que esté en nuestras manos, dándonos cuenta de que ninguna voz es demasiado pequeña para marcar la diferencia, y ninguna acción es demasiado pequeña para transformar el mundo.
Es difícil expresar con palabras lo que ha sido estar delante de tanta gente. Cuando hablo de la realidad de la crisis climática y de lo que hay que hacer, siento cierta fuerza y confianza. No voy a decir que haya sido fácil, pero he ido ganando confianza con cada público al que me he dirigido.
¿Cuáles son algunas de las acciones que le gustaría ver para ayudar a mitigar los problemas causados por el calentamiento del clima en Uganda y en la región en general?
Las conclusiones del último informe del IPCC no fueron nada nuevo: nos decían que teníamos que reducir las emisiones, y hacerlo ya mismo. Cada fracción de grado importa a las personas que están en primera línea y que ya necesitan ayuda.