Artículo | 08 Nov, 2023

Reservas Naturales Privadas: aliadas para la consecución de la meta 30x30 en la región centroamericana

Para alcanzar la meta 3 del Marco Global Kunming-Montreal de Biodiversidad (GBF, por sus siglas en inglés), es necesario que los actores privados participen activamente en los esfuerzos de conservación. En Guatemala, la Asociación de Reservas Naturales Privadas de Guatemala (ARNPG) impulsa la conservación voluntaria desde hace 25 años.

Ciudad de Guatemala, Guatemala, 8 de noviembre, 2023 (UICN). Más de 60 000 hectáreas del territorio guatemalteco corresponden a tierras bajo conservación voluntaria, individuales y comunitarias, que aportan de manera significativa a la conectividad estructural y funcional de los ecosistemas, en beneficio de la biodiversidad.

A diferencia de otros países, en Guatemala las Reservas Naturales Privadas (RNP) están reconocidas dentro de su sistema oficial de áreas protegidas. La Ley de Áreas Protegidas (Decreto 4-89) y su Reglamento (Acuerdo Gubernativo 759-90) establecieron el marco jurídico para su creación y registro formal dentro de los seis tipos de categoría de manejo del Sistema Guatemalteco de Áreas Protegidas (SIGAP).   

Según datos del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), a octubre de 2023, de las 345 áreas protegidas registradas en el SIGAP, 178 corresponden a RNP, lo que en términos de extensión en hectáreas equivale al 1.83% del SIGAP.

Cuantitativamente, en el ámbito terrestre, Guatemala cumple con lo establecido en la meta 3 del Marco Global de Biodiversidad (GBF, por sus siglas en inglés), de tener bajo esquemas de áreas protegidas y conservadas al menos el 30% de su territorio, es decir, aproximadamente 3 471 397 hectáreas.

Sin embargo, el país aún se enfrenta al reto, en términos cualitativos, de la gestión efectiva de sus áreas protegidas y conservadas, entre las que numéricamente destacan las RNP, que forman parte del SIGAP y otras unidades de conservación de carácter privado.

A pesar de que, en términos numéricos, las RNP representan más de la mitad de las áreas protegidas de Guatemala, su extensión es considerablemente menor en comparación con el resto de categorías de manejo, lo que no le resta mérito al relevante rol que desempeñan en la conectividad y el intercambio genético, para el fortalecimiento de la conservación a nivel nacional y regional.

De acuerdo con la representante de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) en Guatemala, Raquel Sigüenza, “la conservación en tierras privadas desempeña un papel fundamental en la lucha contra la pérdida de la biodiversidad y en la consolidación de paisajes más diversos, productivos, resilientes y sostenibles en Guatemala”.

Bajo el esquema de protección de áreas no públicas, tanto individuales como colectivas, las personas propietarias designan y mantienen estas tierras de forma voluntaria, y se comprometen a conservar los ecosistemas, mantener o mejorar la provisión de servicios ecosistémicos, y promover la protección de especies de flora y fauna nativa.

 

n las RNP coexisten la conservación de la biodiversidad y el desarrollo de actividades productivas sostenibles, como el ecoturismo En las RNP coexisten la conservación de la biodiversidad y el desarrollo de actividades productivas sostenibles, como el ecoturismo Photo: @ARNPG

 

Guatemala se encuentra geográficamente ubicada en una región con alto endemismo y alta diversidad de especies y ecosistemas, contexto en el que las RNP son vitales para la conservación de fauna emblemática como el quetzal (Pharomachrus mocinno mocinno) o el pavo de cacho (Oreophasis derbianus), así como para la protección de hábitats esenciales.

En el país, existen RNP que han alcanzado un balance entre conservación y producción, en las que coexisten la biodiversidad y el desarrollo de actividades productivas, como la agricultura y el ecoturismo, bajo un enfoque de sostenibilidad. No obstante, hay una tarea pendiente respecto a una evaluación sistemática que permita cuantificar y sustentar científicamente la efectividad de manejo en las RNP.

Al ser áreas pequeñas, las RNP pueden ser más fácilmente manejadas y conservadas que las grandes áreas que se encuentra bajo la administración del Estado. Sin embargo, esto también implica que están expuestas a la fragmentación de los ecosistemas a nivel de paisaje y sus respectivos impactos, amenazas a las que se suman otras como: incendios forestales, deforestación, cacería y tala ilegal.

De acuerdo con la directora ejecutiva de la Asociación de Reservas Naturales Privadas de Guatemala (ARNPG), Claudia García, “los desafíos que presentan las reservas naturales privadas dependen de su ubicación geográfica, tamaño y gestión”.

Pero identifica al menos 8 desafíos comunes: la sostenibilidad financiera, la falta de reconocimiento a nivel internacional, la presión sobre la biodiversidad derivada del desarrollo urbano, el desconocimiento de los gobiernos locales acerca de los servicios ecosistémicos de las RNP, la carencia de recursos para el monitoreo de la biodiversidad, el cambio climático, la necesidad de establecer corredores biológicos entre países, y la debilidad en la divulgación y promoción de las reservas naturales como destinos turísticos, que benefician a las comunidades locales.

Todo lo anterior sustenta la necesidad de mejorar su efectividad de manejo, así como incrementar el número de RNP u otro tipo de iniciativas de conservación en tierras privadas como estrategia para la lucha contra la pérdida de la biodiversidad en este país centroamericano.

De hecho, uno de los hitos más significativos para la conservación de tierras privadas en Guatemala fue la creación de la ARNPG, organización no gubernamental, apolítica y sin fines de lucro, miembro de la UICN desde 2014.

Sus orígenes datan del año 1995, coincidentes con la declaración de reservas en los departamentos de Petén, Izabal y Escuintla. Oficialmente, la ARNPG fue fundada en 1998 por seis propietarios de reservas privadas, en su mayoría cafetaleros, con interés en la conservación de los recursos naturales.

En esta época, se reconoce el valor de los extensos bosques naturales, presentes en muchas fincas cafetaleras guatemaltecas, que proveen diversos servicios ecosistémicos a las comunidades cercanas, como agua, leña y recursos para la construcción.

Desde entonces, esta asociación ha impulsado el establecimiento de estas reservas, tanto individuales como comunitarias, en todo el país. De acuerdo con los datos de la ARNPG, a la fecha registran 146 miembros entre los que se incluyen tanto los de reservas inscritas en el CONAP, como los de otros modelos de conservación.